La moneda de 8 reales columnaria, también conocida como “pillar dollar” o “real de a ocho”, es una de las piezas más emblemáticas de la numismática hispanoamericana. Acuñada entre 1732 y 1772, fue la primera moneda moderna de plata que se produjo en gran escala en América y que circuló ampliamente en todo el mundo, convirtiéndose en la base del comercio internacional en tiempos del Imperio Español.
Las primeras monedas columnarias se acuñaron en la Casa de Moneda de México en 1732, bajo el reinado de Felipe V, introduciendo un nuevo estilo de fabricación a molino que reemplazó al anterior método a martillo. Posteriormente, otras casas de moneda en América, como Lima y Potosí, también comenzaron a acuñarlas.
En Potosí (Virreinato del Perú, actual Bolivia), las monedas columnarias comenzaron a producirse en 1767, en una región vital por su inmensa riqueza en plata. Hasta ese momento, las monedas potosinas eran de estilo “macuquino” (acuñadas a martillo), pero con la llegada de nuevas tecnologías y estándares se introdujo el diseño columnario, de gran precisión y belleza.
El diseño de estas monedas está cargado de simbolismo imperial y global:
· Anverso: muestra dos columnas (las de Hércules) con banderolas que llevan la leyenda PLUS ULTRA (Más allá), representando la expansión del Imperio español. Entre las columnas, dos hemisferios coronados representan el Nuevo y Viejo Mundo unidos bajo la corona de España. Abajo, olas del mar. Todo enmarcado con la inscripción del rey (PHILIP V, FERDINAND VI, etc.), el año y el nombre de la ceca.
· Reverso: incluye el escudo real coronado y la leyenda HISPAN. ET IND. REX ("Rey de las Españas y de las Indias"), junto con la denominación 8R y las iniciales del ensayador.
El diseño transmitía un mensaje de poder, unidad imperial y dominio global, y fue tan influyente que inspiró la creación del dólar estadounidense, adoptando incluso su peso y ley metálica.
Los 8 reales columnarios eran monedas de plata casi pura (ley 0.930–0.917), con un peso cercano a 27 gramos. Su altísima calidad, confiabilidad y uniformidad hicieron que circularan no solo en toda América y Europa, sino también en Asia —particularmente en China y Filipinas—, donde eran aceptadas como medio de pago preferido.
Un solo 8 reales podía representar varios días de salario de un trabajador o comprar productos de lujo. En muchas regiones eran incluso más valoradas que las monedas locales.
Hoy en día, los 8 reales columnarios son piezas muy buscadas por coleccionistas y numismáticos por su belleza, historia y relevancia global. Su valor depende del año, ceca, ensayador, estado de conservación y rareza.